jueves, 24 de marzo de 2011

HENRY “RAFAEL” LÓPEZ, UN GRAN GUITARRISTA


El sábado 19 de marzo, tuvimos la agradable oportunidad de ver y escuchar en vivo la actuación de Henry “Rafael” López, un gran guitarrista hondureño que pregona sus raíces catrachas y mientras pulsa su guitarra,  atrae y detiene con su arte a muchos de los miles de caminantes que circulan por la amplia costanera de la ciudad de Fort Lauderdale, en el estado de la Forida.

Rafael, nombre artístico que utiliza nuestro buen amigo, se presenta los jueves, viernes y sábado en un popular restaurante llamado Spazio, ubicado en la concurrida avenida Fort Lauderdale Beach Blvd. esquina con Las Olas, otra conocida arteria de aquella ciudad. Allí Rafael, en compañía de su guitarra Alcazar electroacústica y de Ligia,una bella chica brasileña, hacen las delicias del público con un show que logra que muchos comensales acudan por el mero gusto de verlo.

Nuestro amigo toca la guitarra al tiempo que baila, canta y juega con su compañera de show. Combina de manera  espectacular el virtuosismo con el entretenimiento. Toca con una mano, levanta la guitarra por el mango sin dejar de tocar, palmea el lomo de su instrumento para lograr efectos percusivos, gira sobre si mismo, se hinca guitarra en mano, hace verónicas tipo torero mientras Ligia, con su abanico o su capa baila alrededor. En resumen, una mezcla mágica de talento musical y coreografía, dinamismo y mucho buen humor. Al unison, los asistentes palmean los ritmos flamencos, las batucadas, los tangos, las cumbias y la música popular conque Rafael ha montado su espectáculo.

Resultan muy buenas sus interpretaciones de ‘Zorba el Griego”, “Yesterday”, “Entre Dos Aguas”, “La Malagueña”, “Escalera al Cielo”, “La Cumparsita” y “La Piragua”, temas todos que mueven hasta al más relajado de los asistentes y les llevan a pararse y acercarse al pequeño escenario para bailar en estilos diferentes. Los bailes griegos, brasileños, colombianos y argentinos se mezclan en rápida sucesión, mientras se agitan las negras servilletas que utiliza el restaurante. Los meseros contribuyen con eventuales lluvias de blancas servilletas de papel, que semejan confeti mientras caen sobre los que estamos observando y disfrutando. Cada pieza es saludada con una ovación de los presentes.

Cuando tiene oportunidad y por supuesto al despedirse, Henry puntualiza su nacionalidad y lo hace con mucho orgullo. Con un físico envidiable para su edad, producto de la práctica constante del Kung Fu que aprendiera en Honduras con el profesor Jorge Collier, Henry hace derroche de energía y todavía, al terminar, desarma personalmente el equipo de sonido utilizado en el show.

Como anécdota me contó que hace unos tres años, fue invitado a participar en un festival de guitarra realizado en Tegucigalpa. Henry esperaba ver a todos sus amigos y ex-compañeros de música  para saludarles y para que apreciaran sus avances en este difícil arte de la guitarra flamenca. Su sorpresa fue que no vio a ninguno y se sintió un poco frustrado. Resulta que en todos los anuncios le nombraron Rafael Lopez siendo que en Honduras todos le conocemos como Henry. Aquel nombre artístico le volvió un desconocido en su tierra. No obstante, me dijo que su show fue uno de los más aplaudidos y los aplausos compensaron la falta de amigos y conocidos.

Henry es un hondureño que viajó hace buen rato a Estados Unidos. Hijo del maestro de guitarra don Leonzo López Fiallos, de amplia trayectoria en la música. Miembro de una familia llena de arte, Henry aterrizó en Miami, donde con su hermano, formó un dúo de salsa que alguna vez tuve oportunidad de aplaudir. Entonces, este artista tocaba el bajo y cantaba y lo hacía con una maestría impresionante. Antes fue el guitarrista oficial de la Orquesta Festival OTI, donde compartió escenario con el desaparecido bajista Gustavo Herrera y nuestro gran amigo Enrique Argeñal.

Con su guitarra y con un cuerpo de doce bailarinas, Rafael ha ido a tocar a los Emiratos Árabes, a Marruecos, a Francia y a Grecia. En todos estos países ha dejado una excelente impresión. Su arte ha sido aplaudido lejos de su tierra y en todos estos parajes ha manifestado su hondureñidad con orgullo y muchísimo talento.

Que bueno que tengamos embajadores musicales como Henry, un virtuoso de la guitarra reconocido en varios países y en la ciudad de Fort Lauderdale, pero prácticamente un desconocido en Honduras. “Nadie es profeta en su tierra” reza el refrán. Ojala que Henry tenga una nueva oportunidad de volver a tocar en la tierra que le vio nacer. Por ahora, me siento muy contento por el éxito de nuestro coterráneo e invito a todos los viajeros a que hagan un viaje a esta ciudad cercana a Miami y disfruten del arte de Rafael, el mago de la guitarra flamenca, hondureño ciento por ciento.

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