lunes, 11 de abril de 2011

¿PORQUÉ NO USAR EL 911?


Desde hace años me pregunto porqué a los hondureños nos cuesta tanto tomar y hacer nuestras las “buenas” ideas que se implementan en otras partes e insistimos en copiar sólo las “malas”. Somos sin duda, un país que se mueve en la egida de las costumbres estadounidenses: nos encanta la comida chatarra, aprendemos solo el idioma ingles tanto en las escuelas como fuera de ellas, vemos básicamente televisión y cine de aquel país del Norte, nos vestimos con fardos de ropa traídos de EE.UU. 

Hago esta reflexión para referirme al uso del código 911 para designar cualquier emergencia, tal y como hacen en los Estados Unidos de América. Ya sea un asunto policial, un incendio o una emergencia médica, los ciudadanos de aquel país sólo tienen que marcar en sus teléfonos fijos o celulares, los famosos tres dígitos: nueve, uno, uno. Con este número polifuncional se atiende cualquier tipo de crisis que enfrenten los estadounidenses.

Es interesante que las llamadas son recibidas por uno o varios despachadores, según el tamaño de la ciudad,  muy bien entrenados para discriminar la índole de la emergencia y direccionarla de manera  inmediata hacia donde corresponde: la Policía, el Cuerpo de Bomberos o los paramédicos, que generalmente consiste empresas privadas o públicas muy agiles y con personal muy bien preparado para mantener la vida de las personas mientras se llega a un centro asistencial. Además, toda llamada es grabada, para efectos de control de calidad, de responsabilidad y de revisión posterior.

En este sistema, vemos que la centralización funciona bien y que no hay mayores trabas para recibir respuesta de quienes pueden atender las emergencias o crisis que se presenten. Es obvio que la tecnología debe ser muy actualizada, pero al final todo redunda en beneficios para la población en general.

A diferencia, para llamadas emergentes en nuestro país se han implementado varios números de tres dígitos: el 199 corresponde a la Policía, el 198 al Cuerpo de Bomberos, el 195 a la Cruz Roja y 113 para COPECO. Ya el mero hecho de tener que aprender varios números dificulta las cosas, pues en momentos de crisis o emergencia, la memoria tiende a traicionarnos y de repente estamos llamando a la asistencia equivocada, lo cual significa minutos imprescindibles para la vida de alguien.

Además, es muy frecuente que los números de emergencia no respondan con la prontitud del caso, en particular el de la Policía y si acaso responde, por lo general redirecciona al solicitante de atención hacia números fijos de postas, en teoría cercanas al lugar del problema. Cuando uno se logra comunicar, por lo general las respuestas son: esa zona no nos corresponde, no tenemos vehículo, si usted viene a traernos iremos y otras diletantes por el estilo que afectan la atención inmediata y confiable.

Sabemos que en nuestro país, las organizaciones públicas defienden sus fronteras como en los tiempos medievales lo reyes defendían sus feudos. Igualmente sabemos lo difícil que es establecer coordinación entre organizaciones. Por ello pienso que establecer un sistema como el 911 de Estados Unidos de América no sería fácil en nuestro país, pero me parece una idea práctica que se podría desarrollar a partir de un “benchmarking” en aquel país, es decir una visita para conocer a fondo el funcionamiento, tomar notas, traerlo y “tropicalizarlo” u “hondureñizarlo”, pero manteniendo los principios básicos.

Conversando recientemente con dos Técnicos en Urgencias Médicas de la Cruz Roja Hondureña, me contaban de los problemas que enfrentan en cuanto a comunicación interinstitucional y me decían que por lo general, ellos llegan al lugar de las emergencias antes que la Policía y en varias ocasiones, la carencia de un perímetro establecido por la misma dificulta su actuación e incluso pone en riesgo su integridad física. También me contaron que en Costa Rica ya establecieron el 911 con muy buenos resultados.

Pienso que los niños aprenderían a fuerza de repetición y de ver televisión que el número único para emergencias de cualquier índole es el 911 y podrían usarlo desde corta edad. Esto podría ser reforzado con charlas en la casa y en la escuela y de repente estarían en capacidad de ayudar a salvar vidas y bienes. Me imagino que para hacer el cambio de numeración sólo se requiere algunos ajustes técnicos menores por parte de Hondutel para los números fijos y de los operadores de telefonía móvil para los celulares.

El verdadero reto, está en establecer las oficinas de despacho y direccionamiento de las llamadas con personal ágil y con verdadero espíritu de servicio. El otro aspecto complejo radica en verificar que se cuenta con una capacidad de respuesta oportuna por parte de la Policía, el Cuerpo de Bomberos y los paramédicos de la cruz Roja o de cualquier otra organización que quisiera participar. Los beneficiados seriamos muchos, yo sólo tiro el guante.